martes, 7 de junio de 2011

Once rosas para sus tumbas.!!

Año 1967 11 victimas Grupo de montaña Santo Tomás.TURON-MIERES .!!

Fue un 14 de agosto de 1.967. El valle quedó ensombrecido por la catástrofe laboral que nadie recordaba hasta entonces. 11 bravos mineros dejaron la vida en el tajo; 11 compañeros cegaron la luz para siempre en la capa 12 del grupo de Santo Tomás.,, En la bocamina, ..se miran unos a otros sin articular palabra alguna. Algunos vociferan impotentes ante tanta desventura; otros, maldicen el nombre de Dios, como si éste, fuera el responsable del destino de aquellos hombres. Una mujer rasgó el cielo con su grito: ¡Justicia! ¡Vivan los mineros! Enseguida fue reducida y detenida, así como a un grupo de mineros que protestaban por el accidente... Muy cerca, los castilletes de los pozos de San José y algo más retirado el de Santa Bárbara, hacen guardia con su presencia, mudos e inmóviles. Son tótems que reivindican su parte en el sacrificio, monumentos de la ingeniería industrial que nos recuerdan donde entierran las esperanzas muchas familias...
La muerte arañó sus rostros. Desde la veteranía a punto de la jubilación, con la silicosis a cuestas hasta la tierna edad de sentirse casi niños; desde el vigilante al caballista, barrenista o ayudante minero son la misma lágrima. Ante la noticia, Gelín el pintu, como le llamaban por su aspecto físico, entró en la mina en compañía del ingeniero Mayo y dos canarios como señuelo. Al instante, los pájaros murieron. Tuvieron que retirarse e instalar turbinas de ventilación. Observaron que había ocurrido una explosión de grisú. La muerte se produjo a causa del monóxido de carbono

. Avanzaban por el taller e iban apareciendo los cuerpos de los hombres y mulas. La ventilación era prácticamente inexistente. El enlace sindical Rafael Alonso, también muerto en la tragedia, había denunciado reiteradamente las pésimas condiciones en las que se trabajaba. Todo cayó en papel mojado. A la dirección de la empresa le interesaba más el rendimiento de la explotación que las condiciones de seguridad.

Rafael se estrelló siempre contra sus propósitos. En la reconstrucción de los hechos y la investigación llevada a cabo, un dato exasperó e irritó a los mineros. Apareció una cajetilla de tabaco en el taller del siniestro. Alguien intentó culpar a los trabajadores de negligencia. Es curioso, dijeron los compañeros, que en la deflagración se quemaran los cuerpos de los hombres y no la cajetilla de tabaco.

Los vecinos de Santullano, en un gesto de dolor y duelo, intentaron en vano parar las fiestas que se celebraban en su pueblo. Las autoridades desoyeron su clamor.

Once ataúdes son llevados a hombros de sus compañeros camino de Villapendi, al cementerio. Once flores que derramaron su savia en un hueco oscuro. Un silencio absoluto preside el paso de los féretros y del corazón de todos cuantos acudieron a darles el último adiós, brotaba un sentimiento de dolor y rabia contenida. Turón, como el río que baja atormentado, se vistió de negro. Once rosas para sus tumbas..



A Celestino González, Manuel Vázquez, Félix González, Rafael Alonso, Francisco Lobeto, Luís Flórez, Juan Díaz, José Antonio López, Manuel Granda, Adriano Augusto Teixeiro y José Martínez. In memoriam..[.José Manuel Regal ]

Adolfomayo

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